29/10/12

LA VERDAD Y LA MENTIRA (PARÁBOLA)


Caminando por la Tierra, una tarde de calor bochornoso, la verdad, vestida con sus radiantes ropajes se acercó a la orilla de un río. Decidió refrescarse y quitándose sus deslumbrantes atavíos, los dejó colgados en unas ramas y se sumergió en las frescas aguas. Poco después, la mentira acertó a pasar por el lugar, quedando fascinada por las estupendas vestiduras de la verdad. Sin dudarlo un momento, se desprendió de sus oscuros y ajados harapos y se vistió con las ropas de la verdad. Así ataviada, fué donde vivían los hombres, quienes al verla tan luminosa y brillante, la tomaron por la verdad y, con gran regocijo, la acogieron entre ellos. Cuando la verdad salió de las aguas, buscó inútilmente sus ropajes y al no encontrarlos se acercó, temerosa y desnuda, hasta donde habitaban los hombres. Pero éstos, al verla, la echaron a pedradas. La verdad, triste y solitaria, regreso por donde había venido y encontró los harapos de la mentira, y a falta de algo mejor, se los puso, presentándose de nuevo ante los hombres, quiénes, al verla con aquellas raídas vestiduras, la tomaron por la mentira y acabaron aceptándola . Se dice que desde entonces andan entre nosotros: la mentira disfrazada de verdad y la verdad de mentira.

Y así nos va...

Desconozco el autor de esta parábola, pero, a través de ella, queda clarísimo el significado de esa frase:

"la verdad desnuda".

Miguel Ángel G. Yanes

4 comentarios:

  1. Fue la mejor reflexión que he leído en toda mi vida gracias por compartir

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  2. Magnífica versión de esta parábola tan cierta.

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  3. Es una parábola de origen judio.
    Aqui la versión original

    Cuenta una parábola que un día la mentira y la verdad se encontraron.
    La mentira dijo a la verdad:
    – Buenos días, doña verdad.
    Y la verdad fue comprobar si realmente era un buen día. Miró hacia arriba, no vio nubes de lluvia, solo había cúmulos algodonosos adornando el cielo, varios pájaros cantaban, y viendo que realmente era un buen día, respondió a la mentira:
    – Buenos días, doña mentira.
    – Hace mucho calor hoy, dijo la mentira.
    Y la verdad, viendo que la mentira decía la verdad, se relajó.
    La mentira entonces invitó a la verdad a bañarse en el río. Se quitó la ropa, saltó al agua y dijo:
    – Venga doña verdad, el agua está deliciosa.
    Y una vez que la verdad sin dudar de la mentira se quitó la ropa y se metió al agua, la mentira salió del agua y se vistió con las ropas de la verdad. A su vez, la verdad se negó a vestirse con las ropas de la mentira y como no tenia nada de que avergonzarse, salió desnuda caminando por la calle.

    Y así, a los ojos de las personas, era más fácil aceptar la mentira vestida de verdad, que la verdad desnuda tal y como es.

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