13/3/12

LA FRASE DEL DÍA

Eran las 9,30 de la mañana cuando me tropecé, en el pasillo de acceso al supermercado, a dos personas: la primera, un tipo alto, flaco, malencarado... de indefinible edad; vestía un chandal deportivo azul y calzaba unos tennis de marca, cantosos en extremo. La segunda, dos pasos tras él, una señora gruesa, cincuentona, poco agraciada físicamente, vestía una bata de esas de andar por casa y calzaba una especie de pantuflas. Ella, que llevaba una bolsa de compra en cada mano, se detuvo un instante y dirigiéndose al individuo que la precedía, que no portaba nada, dijo:

- ¡Juan!... Estas bolsas pesan demasiado.

- ¡Pues jódete! Respondió él sin detenerse.

Tras un asomo de sonrisa por mi parte ante el inesperado exabrupto, se me llevaron todos los demonios al ver que ella, sumisa, agachó la cabeza y siguió caminando tras él sin rechistar.

Si yo hubiera sido ella, en ese momento, tiro las bolsas "pa´l" carajo, me mando a mudar... y que le den. Pero claro, uno desconoce las dependencias económicas, físicas y hasta psicológicas que pueden afectar una relación de pareja:  los hijos, la comida, un techo... el miedo a las palizas, y todo aquello que puede castrar la voluntad para no ser capaz de rebelarse. Muchas veces ese silencio, acrecentado por la propia vergüenza, por el qué diran, por la falta de apoyo familiar, por la pérdida de la autoestima, lleva a situaciones límite que, en ocasiones, desembocan incluso en muerte.

Generaciones anteriores de mujeres maltratadas no tuvieron jamás ni la oportunidad, ni las facilidades, ni el apoyo que, hoy en día, el sistema social brinda a quienes se atreven a enfrentar esa lacra denominada "violencia de género". Pero aún así, el porcentaje de asesinatos de esta índole, resulta estremecedor.

Esta situación se da en todas las esferas sociales, incluso en las de mayor nivel cultural o económico, y muchas veces, las denuncias presentadas son retiradas antes del juicio, bien por amenazas o por la dificultad que tienen las víctimas a la hora de probar los hechos. No obstante, y con ello, animo desde aquí a todas las mujeres que sufren maltrato físico, sexual, psicológico... a denunciar a sus maltratadores, más temprano que tarde.


Miguel Ángel G. Yanes

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