13/8/11

EL BEÑESMÉN


Próxima a celebrarse la festividad de la Virgen de Candelaria, me gustaría recordar la exacta coincidencia, en cuanto a fechas se refiere, que existe entre el rito cristiano y el aborigen o Beñesmén, que era la festividad más importante para los guanches, pues señalaba el día central del año, aquel en el que celebraban la recogida de la cosecha. Les servía para ordenar, a la vez, asuntos materiales y espirituales, festejando y venerando sus ancestrales tradiciones. Venía a ser un punto de inflexión que daba comienzo a un nuevo ciclo.


En el orden material, el Beñesmén era celebrado en el tagoror (término bereber que identifica "un recinto circular de piedras" o "lugar de reunión") en el que se trataba el reparto de tierras y zonas de labranza, pastoreo y pesca, así como ganados y enjambres, y se asignaban las tareas que los diferentes miembros de la sociedad realizarían en el año que comenzaba ese día.


En el orden espiritual, el Beñesmén era el día en que los guanches entonaban preces de agradecimiento a sus dioses por los favores recibidos, y solicitaban su ayuda en el futuro, sobre todo a las dos divinidades masculinas más importantes: Achamán (el cielo) y Magec (el sol), y a una divinidad femenina: Chaxiraxi (la madre tierra, hija y madre del sol) identificada posteriormente con la Virgen de Candelaria o de La Candela, cuya imagen había aparecido en la playa de Chimisay (Güimar) años antes de la llegada de los castellanos. Aunque en su mitología existía también el espíritu del mal, al que denominaban Guayota (el demonio) y que, según su tradición, habitaba en el interior de Echeyde (el infierno) o volcán Teide. El ritual de agradecimiento y petición a sus dioses concluía con la ruptura de un gánigo (cuenco) con leche y miel, y con el encendido de candelas de color verde.


Fray Alonso de Espinosa, ya en 1594, menciona que la Cueva de Achbinico (hoy de San Blas) situada en la costa de Candelaria, era un lugar de peregrinación entre los guanches de todo Tenerife, para venerar la imagen de Chaxiraxi durante la luna de agosto o Beñesmén.

Aunque no se ha demostrado fehacientemente la existencia de un asentamiento templario en Tenerife, se supo de una comunidad de europeos que habitó en las costas de Güimar con el beneplácito de los nativos, muy posiblemente con posterioridad a la disolución de la Orden del Temple en 1307; por lo que no resulta descabellado pensar, habida cuenta de los amplios conocimientos que poseían para la época y de su extensa flota naval, que supieran de la situación de las Islas y buscaran cobijo en ellas. Datos como la aparición de la imagen mariana ("la última virgen negra del Temple" según Rafael Alarcón), el uso de candelas verdes en sus rituales, así como una tradición oral que habla de procesiones nocturnas por las playas (que pudieron ser copiadas por de los guanches) bien podría indicarlo.


Tengo la sospecha de que si esto sucedió así, los últimos templarios, sobrevivientes de la masacre orquestada por el Papa Clemente V y Felipe el Hermoso rey de Francia, conocedores del posterior intento de conquista del Archipiélago por parte de la corona de Castilla, huirían con presteza a un lugar más seguro;
tal vez al lejano continente americano que, posiblemente, también conocerían.


Miguel Ángel G. Yanes

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