14/2/11

EL DÍA DE SAN VALENTÍN


Mi abuelo Juan era aficionado a la cría de pájaros, aunque nunca le hizo gracia aquella palabra: pajarero. Decía que le sonaba a pajareta (vaya usted a saber por qué). Pues bien, saco esto a colación de la fecha en la que estamos, 14 de febrero, Día de San Valentín o de los Enamorados, porque era este día cuando él emparejaba a las aves. Hasta ese momento, cada macho ocupaba su propia jaula, mientras que las hembras se hallaban juntas en uno o varios jaulones (jaulas de mayor tamaño) dependiendo del número de ellas que tuviera. Había que preparar un jaulón especial para cada pareja, con espacio suficiente para ambos y para las futuras crías. Se colocaba un nidal y se ponía a su alcance algún tipo de elemento que les permitiera confeccionar un nido sobre él; solían ser, por lo general, hebras de tela, estopa o arpillera.


Un día que le pregunté por qué había elegido esa fecha para “casar” a los pájaros, me explicó que era justo en esa época cuando se emparejaban y apareaban en la naturaleza, y que, posiblemente, fuera ése el origen del Día de los Enamorados, al ser observado este hecho por los humanos, considerándolo como un símbolo de amor y procreación.


Históricamente esta festividad tiene su origen en la Roma clásica donde, Cupido, dios del amor, heredado de los griegos que lo llamaban Eros, recibía ofrendas por parte de quienes deseaban encontrar el verdadero amor. Posteriormente, el cristianismo adaptaría esta fiesta pagana, asignándola bajo la advocación de San Valentín, un sacerdote cristiano que, ya en la Roma del siglo III, cuando aún el cristianismo era perseguido, se atreve a casar a los soldados (algo que estaba prohibido) a escondidas de las autoridades romanas, por lo que resulta procesado, siendo declarado culpables y ajusticiado por decapitación, un 14 de febrero.


Siglos más tarde, la Iglesia Católica, recupera la historia de San Valentín, como medio para acabar con una tradición pagana que aún subsistía entre la población, una fiesta derivada de los ritos en honor del Fauno Luperco (Pan para los griegos), dios de la fertilidad, que se celebraba el día 15 de febrero. Consistía en una especie de sorteo, a través del cual, a cada joven se le asignaba una muchacha, que sería su compañera durante todo el año. La Iglesia sustituyó esta celebración pagana, canonizando a San Valentín y convirtiéndolo en patrono de los enamorados.


San Valentín es considerado, por la tradición popular, el fundador y primer obispo de la comunidad cristiana de la ciudad de Terni (Italia). Allí reposan sus restos, en la basílica de su mismo nombre.


Miguel Ángel G. Yanes

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