25/2/10

SÍMBOLO VIOLENTO

Los carnavales del 2010, para bien o para mal, han pasado a la historia, pero aún queda algún vestigio en nuestras calles. Sin ir más lejos, en la parte baja de la Calle del Castillo, podemos ver el contenedor que sirvió de oficina a la Unipol en dichas fiestas. Al fijarme en él, reparo también en su emblema:



un perro de presa, mostrando los colmillos en franca actitud amenazadora.

Como ciudadano, no me ofrece ninguna confianza un cuerpo policial que se identifica con tal símbolo. Me suena más a un intento de amedrentar que de imponer respeto. Esa simbología rezuma violencia y represión. No entiendo cómo se ha permitido tamaño despropósito.


¿Qué significa esto? ¿Que tal vez se sienten identificados con alguna de las cabezas de Cerbero, el monstruoso perro al que Hades nombró guardián del inframundo; o con Carcharot, el perro de Morgorth, al que J. R. Tolkien hace aparecer como el feroz centinela de Angband, en su obra El Silmarillión; o acaso con Los Perros de Tíndalo, que moran más allá del mundo de las formas y del espacio-tiempo conocido, esperando agazapados el momento idóneo para manifestarse y atacarnos?


Miguel Ángel G. Yanes

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