20/8/09

AVENIDA DE LA TRINIDAD

En aras de la modernidad, la comodidad, la puntualidad y un largo etcétera de ventajas que nos ha proporcionado el nuevo tranvía, y que no dejo de reconocer, hay determinadas cosas que hemos perdido y que, personalmente, echo de menos. Sin ir más lejos (ahora mismo imposible hacerlo por ser final de trayecto), al apearme en el andén de la avenida de La Trinidad, observo que la imagen estética que presenta la misma deja mucho que desear con relación a tiempos pasados. Entre la construcción del aparcamiento subterráneo en sus entrañas y la instalación de las vías en superficie, ha desaparecido todo un símbolo de esta arteria lagunera: el jardín central que, engalanado de esbeltos pinos de oro y una corte multicolor de hortensias (léase "flor de mundo"), ofrecía una llamativa imagen que se grabó en mis ojos en la infancia, tal vez por el fuerte contraste con el oscuro cielo del invierno.
Entiendo la imposibilidad de recuperarlo; me refiero al jardín ¡claro!, el cielo afortunadamente aún no podemos modificarlo a nuestra conveniencia o antojo, aunque todo se andará, pero lo que no entiendo es por qué en los nuevos parterres laterales que se han habilitado han plantado creo que… camelias, en vez de las hermosas hortensias que fueron siempre su seña de identidad.

No obstante, deseo felicitar a los jardineros del Ayuntamiento lagunero por la logradísima explosión de color que ofrecen los pensamientos en la confluencia de la avenida de La Trinidad con la calle Herradores: ¡Todo un deleite para los sentidos!

Miguel Ángel G. Yanes
23/02/08

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