7/5/14

UN TOQUE TIERNO (POEMA)


(A la mujer de las uñas azules)

Desconozco los lazos
Que la unían con él,
Pero si en aquel momento
De dolor, la tristeza
Hubiera tenido
El valor de escoger
Un rostro entre el gentío,
Habría elegido el suyo
Sin dudarlo un instante.

Se hallaba algo alejada
De mí. Sola y herida,
Delgada, rubia, amarga...

Un estampado floral
Se entretenía en trepar
Desde sus pies,
Ocultos a mis ojos
Por un rayo de sol,
Hasta la brevedad
De su cintura, donde
Un golpe fucsia alzaba
Sus asillas buscando,
Como brazos en alto,
La rendición, la paz,
El fin de la agonía,
Tras la blanca bandera
Que agitaba su pecho
Con tembloroso llanto.

Fue al ponerme a su altura
Que observé que unas finas,
Delicadas sandalias,
Desnudaban sus pies,
Dándole un toque tierno,
Un golpe azul celeste
De luminosas uñas,
A aquella comitiva,
A aquel cortejo fúnebre
Bajando rumbo al mar.
Llevando un cuerpo frío
(todos pudieron verlo)
Y un alma incandescente
(que casi nadie vio)
flotando sobre ellos.

Hasta que una bandada
De palomas silvestres
Creando un remolino,
Consiguieron que el alma,
Libre al fin, se elevara,
Regresando de nuevo
A sus orígenes:
¡Al divino latido
De lo eterno!

La dolida mujer
De uñas azules, algo
Sospechó de repente,
Y un destello fugaz
De miedo atravesó
La ansiedad de su rostro.

Yo no sé si sabrá
Que nada… nada muere,
Tan sólo evoluciona.

Y aunque aquellos que amamos
Hayan partido ya
Con rumbo a las estrellas,
Si mantenemos firme
Su recuerdo, jamás
Dejarán de habitarnos
Y entregarnos su luz,
Porque esas galaxias
Que la oscuridad
Del universo alumbran,
Son almas que girando
Sin cesar iluminan
También el hondo cosmos
Que en nuestros pechos late.

Miguel Ángel G. Yanes

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