16/10/13

POR LO VISTO EL PUEBLO ALEMÁN NO LO RECUERDA

A Alemania, que hoy exige a países como Grecia, Portugal o España grandes sacrificios económicos para controlar el déficit y pagar la deuda pública, la comunidad internacional, en un momento dado, le perdonó la suya.

Todo ocurrió en 1953, cuando una Alemania devastada por la Segunda Guerra Mundial se encontraba sumida en una gran crisis que le imposibilitaba pagar sus deudas, que ascendían a unos 38.800 millones de marcos de la época. El Estado se encontraba al borde de la quiebra.
 

Ante esta situación, los principales acreedores del país germano, liderados por Reino Unido, Francia y EEUU, pero entre los que también se encontraban otros países como Canadá, Dinamarca, Grecia, Irlanda, Italia, o España, se reunieron en Londres para tratar de buscar una solución a ese enorme problema.

Las negociaciones se extendieron entre el 27 de febrero y el 8 de agosto de 1953 y tuvieron como resultado el llamado «Acuerdo de Londres», que redujo la deuda alemana en un 62,6 %  y determinó un calendario de pagos para los 14.500 millones de marcos restantes. Esto no solo permitió que el país se recuperase rápidamente, sino que muy pronto lo situó a la cabeza del crecimiento económico del continente*.
 

Sin embargo, los líderes germanos, en lugar de corresponder a la generosidad con la que fueron tratados hace seis décadas, han decidido aplicar mano dura a aquellos países que les permitieron regenerar su economía y evitar una quiebra segura.


(*) Quiero hacer una puntualización al respecto:

Entre las medidas que los países aliados tomaron contra Alemania, hubo una en concreto (aplicada también a Japón) que, desde mi punto de vista, terminaría beneficiándolos sobremanera. Ambos países fueron condenados a prescindir casi por completo de su ejército, quedando reducido a una institución testimonial; por lo que, al carecer prácticamente de gastos militares, esa parte de león de los presupuestos pudo ser derivada a otras áreas esenciales, lo que permitió, en gran medida, el renacimiento de su economía.

Observen sí no qué, justo las, antaño, potencias militares que perdieron la última Gran Guerra son, hoy por hoy, dos locomotoras económicas.


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