5/10/09

MERCEDES SOSA

A través de la prensa, me entero en la mañana de este lunes caluroso de otoño, de la muerte de Mercedes Sosa.

La tristeza, con húmedo aleteo, se ha posado de pronto en mis pestañas, despertando un sinfín de recuerdos que dormían sepultados bajo el polvo del tiempo. A pesar de que llevábamos muchos años sin vernos, y de que ya no suena su voz tan a menudo en casa, siempre existirá entre ambos un vínculo de poesía y música.

Tuve el honor de conocerla aquí, en nuestra isla, a raíz de un concierto que ofreció en la Plaza de San Pedro de Güímar, del que guardo un imborrable recuerdo, aunque mi memoria no consigue fijar la fecha de su actuación; debió ser a finales de los años 70 o principio de los 80, y tampoco tengo la certeza de si fue esa la primera vez que actuó en Tenerife, aunque así me suena.


El timbre de su voz, la potencia de sus graves, y la pureza de su corazón derramaron un río de sentimientos sobre los que tuvimos la fortuna de disfrutar de aquella noche mágica, a pesar del penetrante zumbido que emitía uno de los focos del escenario, que a punto estuvimos de apedrear.

Mercedes era, es y será por siempre "La Voz de América"; una garganta puesta al servicio de los pobres, de los humildes, de los desheredados. Defensora a ultranza de las causas más nobles, recorrió el planeta poniendo el alma en el loable empeño de conseguir un mundo más justo para todos.

Sus comienzos musicales no fueron demasiado fáciles, hasta que en 1965, Jorge Cafrune (bendita sea su memoria) la invitó a cantar en el Festival de Cosquín, donde se consagró ante un público enfervorizado. A partir de ahí despuntó de manera fulminante, hasta convertirse en el mayor exponente de la música popular latinoamericana.


En la discografía de Mercedes Sosa hay temas realmente magníficos. Podría enumerar docenas de ellos: Gracias a la vida, La viajerita, La oncena, Como un pájaro libre, Si se calla el cantor, Alfonsina y el mar… pero una de mis canciones preferidas se titula Marrón:

"…Por las calles de la villa / se me astilla mi canción / dos niños se pelean / por un rayo de sol / miseria está muy fea / miseria que pasó / no dejes que te vea / tu espejo de cartón…" "…monedero sin dinero / no se asusta del ladrón".

Como personaje de talla mundial, sus restos fueron velados en el Salón de los Pasos Perdidos, en el congreso de la nación que la vio nacer: Argentina, aunque dado su compromiso social, su lucha en pro de los desfavorecidos y su proyección internacional, me atrevo a catalogarla, con palabras del filósofo Lanza del Vasto (discípulo de Gandhi) como "ciudadana del mundo".


Por todo lo que nos legaste… ¡Gracias Mercedes! Descansa en paz.

Miguel Ángel G. Yanes

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