8/9/10

"CÁGOME EN TODO LO CAGABLE"

Ruego a los lectores disculpen lo soez de la frase, pero no me he podido reprimir. Explicaré por qué:

Contra todo pronóstico, y a pesar de la crisis económica que nos estruja los bolsillos, este verano nos vimos obligados, por motivos familiares, a viajar a Gerona (Girona) Obviando las incidencias del viaje de ida, los imponderables de las tormentas veraniegas, los dos intentos de aterrizaje abortados ante la densa niebla, la tremenda mojada que nos dimos, corriendo por la pista (no había transporte) desde el avión hasta el edificio terminal… y otras fruslerías, quiero detallar lo que nos aconteció a la vuelta.


En principio tuvimos que darnos un señor madrugón, porque nos alojábamos a bastantes kilómetros del aeropuerto. Nos levantamos a las 4 AM., cargamos los bártulos en el coche y, noche cerrada aún, nos dirigimos al Girona-Costa Brava, guiándonos por el famoso GPS. Todo iba bien hasta que, de repente, el tal cacharro se quedó sin cobertura, justo en una rotonda con cinco posibles salidas, ninguna de las cuales indicaba la dirección del aeropuerto. A esa hora éramos los únicos usuarios de la vía, por lo que comenzamos a girar lentamente con la esperanza de que algún otro vehículo se incorporara a la misma. En ello estábamos cuando, en el cuarto giro, el GPS recuperó el aliento y nos indicó la carretera de Barcelona. Juro por Dios que fue la primera que había descartado.


Llegamos por fin, amaneciendo ya; entregamos el coche, facturamos nuestros equipajes, y siguiendo las restrictivas medidas de la compañía de bajo coste con la que viajábamos, nos dispusimos a partir. He de decir que siendo los aviones de Ryanair los únicos que operan en dicho aeropuerto, el vuelo salió puntual y sin ningún tipo de incidencias, pero ya no recordaba la paliza auditiva de la ida. A cada rato, justo cuando, presa del cansancio, intentabas dar alguna cabezada, la estridente megafonía del aparato te lo impedía, ofreciéndote toda suerte de productos: comidas, bebidas, perfumes, relojes, cigarrillos sin humo y… ¡hasta un “rasca”! Todo un supermercado ambulante.


Deshechos y ojerosos aterrizamos en el Tenerife-Sur, donde la temperatura alcanzaba los treinta y tantos grados y, bajo un sol de justicia, tuvimos que aguardar, durante casi media hora, la llegada de la guagua; porque ya no existe (no sé si por culpa de Titsa, del Cabildo, de la presión ejercida por los taxistas, o de la madre que parió a Paneke) la línea Santa Cruz-Aeropuerto y viceversa, ¡no! Ahora hay que esperar a que llegue la de Playa de Las Américas, como así hicimos.

- Va llena. Nos dijo el conductor.

No me lo podía creer.

- Bueno, pues esperaremos a la próxima. Contesté.

- Es muy probable que también venga llena. Lo único que puedo ofrecerles es la posibilidad de viajar de pie.

Nos miramos los unos a los otros y asentimos. Sé que era un riesgo. Cualquier golpe o frenazo brusco, podía dar con nuestros cuerpos en el suelo; es por ello que, cuando se circula a más de 60 Km. por hora, no está permitido viajar de pie, pero…


Después de una hora de bandazos y traqueteo (la autopista del sur está que da penita) arribamos a Santa Cruz y, arrastrando de nuevo las maletas, aún tuvimos que llegar a la parada de taxis del Corte Inglés.

Estaba realmente molido, somnoliento, muerto de sed, me dolía la cabeza y tenía los pies hinchados y “endormidos”.

¿Cabe o no cabe la frase del principio?

Miguel Ángel G. Yanes

1 comentario:

  1. Es que todavía no te has dado cuenta que vivimos en el final del mundo, segun se sale a la derecha y tres millones de kilometros mas. Montse (la isla del cangrejo)

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