21/3/10

HABRÍA QUE PREGUNTARLE A LOS TOROS

Afortunadamente, para nuestro prestigio como pueblo culto, civilizado y respetuoso con los animales, se tomó, en su momento, la medida de prohibir las corridas de toros en las Islas. Lo cual nos honra, aunque haya, como es lógico, quienes no estén para nada de acuerdo con el hecho.
 

Aunque tal afición nunca arraigó entre nosotros, con la que está cayendo, necesito manifestarme sin ambages a favor de los toros; y cuando digo esto, no me refiero a esa manida frase de... "En defensa de los toros", porque es falsa de cuerno a rabo. A los toros los defendemos los que estamos en contra de que se los martirice. La frase correcta para lo contrario debería ser "en defensa del espectáculo taurino", que no de los toros.

Dándole vueltas al asunto, me ha dado por elucubrar sobre un diálogo imposible, pero que, tal vez, sirva para romper una lanza (mejor una puya) en favor de estos bóvidos: Y si preguntáramos a los toros qué les parece la Fiesta Nacional, y ellos fueran capaces de entender la pregunta y nosotros capaces de entender la respuesta... ¿imaginan lo que podrían decirnos? Supongo que, entre mugido y bramido, nos mandarían a tomar por donde toman los aviones.


Y si, entrando en detalles sobre la lidia, pudiéramos preguntarle a algún toro, a ése que, muy de tarde en tarde, resulta indultado y, hecho unos zorros, es devuelto al toril para que lo remienden... cuál fue su tercio preferido. ¿Qué diría? Seguro que nos mandaría a tomar por donde toman los aviones.

Hacer sufrir por gusto a cualquier animal es una salvajada propia de pueblos bárbaros.


Entiendo que en épocas pasadas ese entretenimiento fuera cosa común, pero a estas alturas de civilización no tiene razón de ser. Con todo, aún hay quienes se atreven a asegurar que el toro bravo, como tal, no siente el dolor que se le inflige.

Preguntado al respecto, el astado aduce: "Les hablaré del castigo más leve. Prueben ustedes a clavarse esos arpones en la espalda, o en las nalgas que está más blandito, y después me cuentan... ¡Ah! Y váyanse a tomar por donde toman los aviones".

P.D.: Recuerden quitarse antes las banderillas.

Miguel Ángel G. Yanes

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